lunes, 16 de febrero de 2009

Valorar el desahogo



Al detenerme a pensar en los diversos temas que aprendí durante mi formación profesional, uno de los tantos que se me vienen a mi memoria, es el de la inteligencia emocional y creo que no es casualidad. Últimamente me ha tocado compartir con personas con tan poca inteligencia emocional y es una lástima, pues son personas tan ricas en otros aspectos, que si pudieran desarrollar esta capacidad de ser sensibles a las emociones propias y del resto (entre otras cosas, ya que, la inteligencia emocional es más que esta breve y simple definición) mejorarían notablemente la calidad de sus relaciones, por ende, la calidad de vida en general.


Un autor (al que no mencionaré porque no recuerdo con exactitud su nombre) dijo: "lo que no se puede desahogar lo gobierna a uno" y la verdad es que tiene mucha razón. Nuestro cuerpo no miente y de una u otra forma expresa lo que necesita desahogar, de tal manera que todos se dan cuenta. Y pobre de aquel que intente reprimir aquellas cosas, ya que, se vuelve muy dañino y peligroso para el cuerpo.


Pareciera que la gente teme decir ciertas cosas, por pensar que hiere al receptor o bien a sí misma. Pero claro está que el daño es mayor cuando no logramos desahogarnos a tiempo.


Lo que ocurrirá si no somos capaces de abrirnos, es que el cuerpo se resentirá y en segundo lugar (no menos importante) nuestro receptor se sentirá confuso lo que generará que nuestras relaciones interpersonales sean un desastre. Los que hemos sido receptores de mensajes poco claros, sabemos lo irritante que puede ser no tener claridad acerca de ciertas cosas, es una incertidumbre difícil de sobrellevar, que desgasta, maltrata y duele. Así que llamo a poner especial atención a este punto, pues si no somos capaces de valorarlo nosotros mismos, por lo menos queda hacer el esfuerzo por quienes nos rodean y queremos conservar a nuestro lado.


Continuando con lo que ocurre cuando uno no se desahoga a tiempo, después de la confusión del receptor, en algún momento se descubrirá la verdad y para ese entonces lo más probable es que la confusión de nuestro interlocutor se haya transformado en ira y la desconfianza aumente, por lo que nuestras relaciones terminarán por desbaratarse completamente.


Entiendo y quisiera que entendieran algunos (muchos) que al decir la verdad no pasa nada malo, por el contrario, cuanto más sincero sea con mis sentimientos y emociones, mejor me sentiré y porsupuesto mejor se sentirán los demás.



Mª Fernanda Grandón J.

2 comentarios:

  1. Dicen que decir la verdad duele. Pero sabes, creo que no es entendido al 100%, porque a veces no se suele decir con asertividad y este es uno de los grandes puntos de la inteligencia emocional. Otro punto es el de la escucha activa,pues sin comprender los elementos aperceptivos, no podemos comprender una totalidad por ejemplo.

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  2. Así es Julie, como dije anteriormente la inteligencia emocional es mucho más de lo que escribí en esa simple definición, abarca diversos aspectos, entre ellos, la asertividad y la escucha activa y date cuenta que en estos días, ambos factores parecieran estar "de moda" por así decirlo, por desgracia se les malentiende y mal utiliza, es por eso que vemos a tanta gente por ahí con tan poca inteligencia emocional.

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